A veces planificas un viaje hasta el último detalle. Eliges el destino cuidadosamente, consultando estadísticas, contrastando opiniones, preparas el material y visualizas el viaje una y mil veces antes de partir generando un exceso de expectativas. A veces estas expectativas se cumplen y otras no llegan, bien por las condiciones o por el caprichoso viento, o porque simplemente algo en el ambiente enrarece un viaje.
Otras en cambio ocurre al contrario. Llegas sin muchas esperanzas y en cambio todo sale al derecho. Es el caso de este viaje que veníamos con muy pocas perspectivas de wind. Traíamos el material casi por compromiso y pensabamos que únicamente sacaríamos las tablas de surf. Hemos pasado casi el ecuador de las vacaciones y hemos tenido varios días buenos. Jameos, Los Charcos y Famara. Llevamos 2 o 3 días en Famara con vientos muy muy racheados, casi imposible para navegar y por la tarde se quedaba un mar glassy con una buena ola para surf.
Hoy todo apuntaba a que se iba a repetir. Por la mañana windsurf de combate. Rachas que pasaban de 6 a 30 nudos continuamente, pero con la cabeza en la tarde esperando un gran baño de surf cuando parase por completo de soplar. Hoy no ha ocurrido eso. Se han estabilizado 22-24 nudos constantes del Este que venían de la montaña. ¿? Viento Side-Off (más off que side) y unas olas preciosas. Esto no lo pensaba nadie.
Hemos cogido una 4.2 prestada, porque ni en las mejores sueños pensábamos utilizarlas y no las trajimos. Nadie en el agua hasta que ha aparecido Guillermo para hacer massive aerials. Viento y más viento y una batería de olas que nos alimentaba continuamente han hecho de hoy una tarde para recordar.