en carretera de nuevo. Con más pasajeros, con más juguetes y más ganas.
Cinco días libres era la excusa perfecta, aunque con cuatro meses de baja de maternidad era solamente eso, una buena excusa para juntarnos con amigos en la playa. La previ en otro momento o para otros ojos probablemente no fuera buena, pero teniendo en cuenta que el estado de forma no es el mejor para meterse en condiciones duras, creo que fue la mejor de las que podíamos tener.
Ya estamos aquí otra vez! |
Faro de Cabo Vilán al fondo |
Reponiendo fuerzas en la playa de Traba |
Noreste para 4.2 y un metrito de ola en un paisaje de postal en Costa da Morte. Sol espléndido que calentaba lo suficiente para dejar el abrigo en la maleta y buena compañía.
Llegamos a Coruña cansados de carretera así que decidimos parar y dormir allí. La torre de Hércules es imponente, rodeada de un mar tranquilo que nos regala a los sentidos un atardecer de los más bonitos que he visto.
Poco tamaño pero muy divertido |
Buen tamaño en Cabo Vilán |
Podríamos decir que el spot estaba concurrido. Nosotros éramos siete, y tuvimos que repartinos las olas con un checo y un alemán. Había para todos.
A última hora de la tarde seguía soplando con ganas y las olas seguían entrando ordenadas.
La sesión nos dejó exhaustos. Íbamos cargados de brazos, piernas, espalda, incluso pestañas, pero también llenamos la mochila de sensaciones casi olvidadas, buen rollo y mucha energía.
Al día siguiente Traba, que defraudó un poco. El viento se apagó pronto y la ola fue escasa... pero tampoco es cuestión de quejarse. Las peques encantadas. Adaptadas a la vida errante del windsurfista en la furgo.