Julio 2014 - Fuerteventura

Han sido siete días en Fuerteventura. Siete días en los que tuvimos de todo: Viento en el norte, en el sur, olas, lluvia, nubes y sol. Una semana completa y con calidad. Fuerte es refugio romperutinas que apreciamos como un pequeño tesoro y siempre que tenemos algo de tiempo buscamos una escapada rápida.
Este fue el caso, unos días de pausa en el trabajo, las peques con los abuelos, buena previ y vuelos baratos en un jueves atípico donde Barajas se inundó por una fuerte tormenta de granizo. 
No sé si decir miedo, preocupación o como dicen ahora los futbolistas, respeto. Pero el caso es que ver la pista de Barajas blanca por el granizo caido no creaba un ambiente de júbilo como el que es habitual en estos viajes.






Esta sensación se esfumó en cuanto subimos por encima de las nubes y vimos un sol brillante que nos recibió también en Fuerteventura.
Recogimos el coche y nos fuimos a Lajares. Lajares es una calle y varias casas esparcidas alrededor acorde al paisaje volcanico de la isla. Este pueblecito, no tiene nada, y creo que ése es su encanto. Poca gente, poco tráfico, un par de restaurantes, algunas tiendas surferas, algo de artesanía y ya. Un pueblo con más vida en invierno que en verano alimentado por los surfistas que buscan las olas que rompen grande en la época "fría" del año. 
En este pequeño pueblo que está entre Cotillo, Majanicho y Corralejo se concentran tres talleres de mucha reputación como Bubble, Witchcraft o Northshore. Teníamos ganas de probar el material de Bouke así que recogimos el material y estudiamos las opciones para la semana.





Los dos primeros días el alisio venía con cierto desánimo, así que nos bajamos al sur. Cien km son suficentes para convertir 8 o 9 nudos en 20 y cambiar un paisaje de rocas y pequeñas calas en grandes y amplias playas de arena blanca.
Este spot que acoge una de las pruebas del campeonato del mundo de freestyle se situa justo en la unión de lo que un día fue una isla y hoy es la península de Jandía. A nosotros esto del freestyle nunca nos llamó la atención y nunca se nos dio demasiado bien. O al revés nunca se nos dio bien y por eso no nos llamó la atención...

Cansados de ir y volver, el tercer día subió la fuerza del viento, de componente noreste y pudimos disfrutar de un par de días de Punta Blanca. En esta playa de rocas puntiagudas donde los windsurfistas parecen fakires caminando sobre agujas para llegar al agua, no entró demasiadoa ola. Pero sí lo suficiente para disfrutar y acabar reventados al final del día. 
Habiendo engrasado ya los músculos y huesos nos esperaba lo mejor. El viento rolaba unos grados al norte, suficiente para acelerar por el estrecho que separa Lanzarote de Fuerteventura en dirección oeste-este. Con viento constante para 4.7 era el momento de probar en El Burro o Flagbeach. 
Allí rompe una ola con una sección muy corta pero bien armada. Había que prestar atención y leer bien la ola porque el pico estaba donde estaba. Ni un pelín allí ni un pelín aquí, y en seguida te salías al escape o te cerraba antes de poder pegar arriba. Entre tanto, vino Telecinco con uno de sus realities, y eligió mal día para que sus concursantes se pasaran el día entero bajando y subiendo cubitos de agua. La ola subió cogiendo buen tamaño que en las series grandes llegaban a la altura del logo haciendo desaparecer a los windsurfistas entre ola y ola.


Los dos últimos días apagaron los ventiladores. Nos quedamos sin nada de viento, pero la ola aún estaba ahí para mojar la tabla de surf. Una sesión en Punta Gorda, otra en el Hierro y otro en el Burro para terminar el viaje montandos en el avión con las pestañas llenas de salitre y el traje como equipaje de mano goteando en el compartimiento de arriba.

Tanto nos gustó el viaje que ya tenemos comprado un billete lotería para dentro de 5 meses, y si los astros se alinean igual se ilumina Majanicho.